Encontrar tu gente lejos de casa

Lo difícil que es hacer amigos al principio… y por qué vale la pena el intento. 

Llegar es fácil, pero encajar no tanto.

Una de las cosas más difíciles de estudiar en otro país, aunque nadie lo diga abiertamente, es hacer amigos de verdad. No conocidos con los que cruzas dos frases en clase o en el pasillo. Amigos con los que puedas ser tú, reírte de verdad, hablar sin filtros o simplemente pasar tiempo sin decir nada.

Al principio, todo puede sentirse forzado. La gente ya tiene sus grupos, sus rutinas, y tú llegas como el nuevo. Quizás intentas ser simpático, unirte a planes, pero todo parece superficial o pasajero. Y ahí, sin darte cuenta, aparece la soledad. No porque estés aislado, sino porque te sientes fuera de lugar.

Pero esto es más común de lo que crees. Y no tiene nada que ver con quién eres. Hacer amigos de verdad lleva tiempo, y más en un contexto nuevo, con otro idioma, otra cultura y muchas inseguridades flotando en el aire.

La clave está en insistir con paciencia y sin exigirte demasiado. Apuntarte a algo que te guste (deporte, cine, voluntariado), proponer pequeños planes (café, paseo, estudiar juntos), o simplemente sentarte al lado de alguien distinto en clase pueden abrir puertas que no esperabas. No se trata de agradar a todos, sino de encontrar a quien te haga sentir cómodo siendo tú.

Con el tiempo, conoces a tu gente. Y cuando eso pasa, todo cambia. Porque estar fuera ya no se siente tan lejos. Porque hablar en otro idioma ya no es un esfuerzo. Porque sabes que si algo va mal, tienes a quién llamar.

Y aunque al principio parezca imposible, esa tribu aparece. Solo hay que darle tiempo.